Es
habitual que los adultos olvidemos lo dura y aburrida que es la
escuela. La memorización de todo aquello que es básico y
que debemos aprender es un esfuerzo increíble, inacabable.
Aprender a leer es probablemente lo más difícil y revolucionario
que puede suceder al cerebro humano, y si no lo creéis así,
observad a un adulto analfabeto intentándolo.
La escuela no es
ni fácil ni divertida, pero si uno es afortunado hasta puede
encontrar un maestro. Tres buenos maestros a lo largo de
la vida es una gran fortuna de hallar. He llegado a la
conclusión de que un gran maestro es un gran artista
aunque tan escaso de encontrar como entre los artistas. La
enseñanza podría ser la más importantes de las artes a
partir del hecho de que los hombres son sus destinatarios.
Los tres
maestros destacados con los que me crucé en la vida tenían en
común que amaban lo que hacían y catalizaban un ardiente deseo
de saber; bajo su influencia se ampliaban los horizontes,
se desvanecían los temores y lo desconocido se volvía
conocimiento.
Pero lo más importante de todo, la
verdad , ese incordio tan peligroso, se transformaba en una
preciosa hermosura.