Mario Benedetti
18-05-09
Q.E.P.D.
Los restos
del poeta Mario Benedetti, quien murió ayer a los 88 años,
es velado hoy desde las 9 en el Salón de los Pasos Perdidos
del Palacio Legislativo, en Montevideo. El lugar está
dispuesto para que pueda ofrecer privacidad a familiares y
amigos del escritor y a su vez permitirle a los ciudadanos a
darle su último adiós. Entre las personalidades que
estuvieron presentes a primera hora se encuentran el
subsecretario del Ministerio de Educación y Cultura, Felipe
Michelini, el diputado frenteamplista Edgardo Ortuño, el
escritor Mario Delgado Aparaín, el integrante del PIT-CNT,
Juan Castillo, entre otros.
Los uruguayos multiplicaron las demostraciones de cariño y
respeto hacia el poeta, cuyos versos forman parte de la
memoria colectiva del pasado reciente de Uruguay. "Benditos
sean los hombres y las mujeres honestos y generosos como
él", dijo anoche, emocionado, Eduardo Galeano, autor de "Las
Venas Abiertas de América Latina", quien recordó que en
italiano el apellido del poeta significa "Bendito".
Ayer
el corazón de Benedetti dijo basta en su casa, en su
Montevideo, once días después de haber sido dado de alta por
una dolencia digestiva crónica que le originó sangrado de
colon y una descompensación respiratoria. Había vuelto a su
casa, al responder satisfactoriamente al tratamiento médico,
en la que fue su cuarta internación hospitalaria durante
2009. Lo velarán hoy en la sede del Congreso de Uruguay.
Así cerró su trato con la vida, a la cual había asomado el
14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Tacuarembó.
Sus padres le dieron cinco nombres: Mario Orlando Hamlet
Hardy Brenno. Por eso le dedicó un poema al hijo que nunca
tuvo, prometiéndole un nombre monosilábico.
Un ligero humor, cierta esperanza, una prosa despejada, una
atenta mirada sobre el universo de la clase media
rioplatense, fueron elementos típicos de su extensa obra.
Exiliado y famoso, vivió entre Montevideo, Buenos Aires,
Lima, La Habana y Madrid.
Escribió en todos los géneros. Fue cuentista, novelista,
dramaturgo, ensayista, periodista, poeta. Publicó más de 80
libros. Sus poemas serían musicalizados e impresos en
afiches. Sus novelas y cuentos llegarían a ser películas
taquilleras. Sus ensayos --sobre todo Letras del continente
mestizo, de 1967-- influirían en las lecturas de miles de
jóvenes latinoamericanos. Integró la corriente literaria que
en los años 60 fue llamada "nueva literatura
latinoamericana" -junto a Gabriel García Márquez, Julio
Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, José Donoso,
Juan Rulfo, entre otros- que tenía como fórmula los relatos
mágicos y el lenguaje ágil, destreza aprendida de los
narradores norteamericanos y el periodismo.
El autor de la novela La tregua -150 ediciones y traducida a
veinte idiomas, la versión fílmica de Sergio Renán fue
nominada al Oscar en 1974- tuvo una infancia y adolescencia
muy duras. Estafaron al padre y la farmacia de éste quebró.
En 1924 se mudaron a Montevideo. Benedetti hizo la primaria
en el Colegio Alemán --aprendió el idioma y el hábito de la
puntualidad- hasta que sus padres lo sacaron porque ahí se
hacía el saludo nazi. Cursó la secundaria en el Liceo Héctor
Miranda --símbolo de la educación laica-- y en 1935 empezó a
trabajar en la empresa de repuestos Will Smith, donde fue
contador, cajero y taquígrafo.
En 1939 se mudó a Buenos Aires como secretario de la Secta
Raumsólica de Logosofía. En esta orilla vivió en pensiones
pobres, leía poemas de Baldomero Fernández Moreno en la
plaza San Martín y le escribía poemas a su amada de toda la
vida, Luz López Alegre, con quien se casaría en 1946. Ella
murió en 2006 y desde entonces el escritor no se movió del
centro de Montevideo. Sólo salía para ir al cercano bar San
Rafael donde almorzaba, acompañado por su hermano Raúl y su
secretario, Ariel.
Hacia 1941 el joven escritor volvió a Montevideo con un
puesto en la Contaduría General de la Nación, pero se
enfermó de tifus. Su amada Luz se atrevió a besarlo en la
boca a pesar del tifus y lo conquistó para siempre. En 1945
Benedetti se integró al semanario "Marcha", allí conoció a
Juan Carlos Onetti, Angel Rama, Idea Vilariño y otros
escritores de la mítica Generación del 45. Allí trabajo
hasta su cierre, en 1974, por la dictadura de Juan María
Bordaberry.
El regalo de sus bodas con Luz, en 1946, fue un primer libro
de poemas, La víspera indeleble, que apenas vendió nueve
ejemplares y jamás fue reeditada. En 1948 dirigió la revista
"Marginalia" y publicó la primera de sus obras influyentes,
el ensayo "Peripecia y novela". Integró la redacción de la
revista "Número" y ya era el director literario de "Marcha"
pero no abandonaba su empleo público. Uruguay "es la única
oficina que ha conseguido el estado de República", decía en
1956 en sus Poemas de la oficina.
Con la publicación de un libro de cuentos, Montevideanos, en
1959, mostró su ojo para captar el mundo de la clase media
uruguaya. Y en 1960, con la novela La tregua se hizo famoso.
Se identificó además con los movimientos de liberación, con
la izquierda y con la Revolución Cubana.
El golpe de Estado de ese años en Uruguay lo lanzó al
exilio. Tras el cierre de "Marcha" se fue a Buenos Aires, de
donde escapó en 1975 amenazado por la Triple A. Fue detenido
en Lima y en 1976 llegó a La Habana por intermedio de Haydée
Santamaría, directora de la Casa de las Américas. En 1980 se
trasladó a Palma de Mallorca. Y en 1983, a Madrid. En 1985
volvió a Montevideo para orientar el semanario "Brecha".
Llegarían desde entonces muchos honores, como los premios
Reina Sofía y Amnesty International, entre otros. Hacia 1994
se difundieron en España recopilaciones de sus poemas y sus
cuentos. Los críticos literarios anotaron a Benedetti en el
"coloquialismo".
Hasta el fin de su vida continuó defendiendo el socialismo
"como esencia". En 1999, cuando ganó el Premio Reina Sofía
de poesía, dijo que el siglo XX fue el tiempo "del progreso
técnico y científico, egoísmo y vergonzoso desarrollo de la
injusticia social. La globalización política y económica
está en boca de todos, pero nadie habla de la globalización
de la hipocresía y de la frivolidad".
Sus compatriotas lo homenajearon en 2004 cuando recibió el
doctorado honoris causa en la Universidad de la República.
Ya era un montevideano universal.